30 de marzo de 2010

Yo también florezco en primavera

Hace pocos días comenzó la primavera, era un día como cualquier otro, así que no tenia argumentos ni la oportunidad de ir a quien sabe que lugar de renombre para emborracharme de placer con innumerables, grandiosas e impresionantes flores…

Cogí la cámara y me fui a dar un paseo por los alrededores, junto con mis perros “Jan y Grim”. No es que esperara descubrir nada nuevo pero me deje llevar por la rutina.

Igual que hace tres días…pensé, nada ha cambiado, los almendros  hace poco perdieron sus últimas flores y ahora son los  guindos silvestres los que muestran su blanca y exuberante belleza…motivo suficiente para sentir recompensado mi paseo.

Estuve un ratito contemplando y fotografiando el guindo, no era la primera vez, pero cuando me acercaba y contemplaba aquellas pequeñas flores, en la mente no cabía otra cosa que no fuera la poesía que emanaba de su luz y su aroma…

Mi ausencia transitoria de la otra realidad, fue la causa de que no me percatara de la perdida del parasol de la cámara.

No tarde en encontrarlo, se me debió caer mientra giraba y giraba alrededor del guindo, embobado con sus flores, ignorando totalmente las plantas y hierbas que iba pisando y entre las que por suerte estaba enterito el parasol.

Al inclinarme para recogerlo, cambio totalmente el ángulo de mi perspectiva visual…lo que minutos antes veía a vista de pájaro, se presentaba ante mi como arbustos de mi misma altura que mostraban con descaro la belleza que  hasta ahora había ignorado.

Me senté un ratito…sin prisa…si…, las había visto en otras ocasiones,  pero de lejos…con la mente ocupada… recreándome en los árboles, grandes flores y pequeños prados…he paseado tanto por este lugar, que sin ser consciente, en cada paseo la rutina me hacía mas ignorante.

Al ratito de estar con mis elucubraciones oí una voz:

--¡Que! ¿Recogiendo borraja? ¿Para comer o para emplastes?

--¡No! les hago unas fotos.

--Pues yo me voy pa casa, con estos espárragos ya tengo para una buena tortilla…hasta luego.

--Adiós.

No le conocía, era una persona mayor de andar lento, con un bastón en una mano y un bonito manojo de espárragos en la otra.

Mientra veía como se alejaba lentamente, pensaba… alimento… medicinal… Mmm…nada vive en paralelo…todos los seres vivos, o no, tarde o temprano, se interfieren unos a otros.

Al llegar a casa, lo primero que hice es interesarme por la “borraja.” Me sumergí en mis libros de plantas e Internet para intentar conocer un poco el papel de esta planta en la gran Obra que es la vida.

Borraja: Se cree que llego a España, introducida por los árabes y luego se disperso por Europa y Asia y América.

Con una aroma y sabor muy suave que recuerda los pepinillos, ya se utilizaba en la edad media para ensaladas, junto con la menta, ajedrea, perejil, ajo, hinojo y romero.



Desde la antigüedad ya tomo parte activa en nuestra cultura, con sus consiguientes repercusiones sociales.  Se la llego a considerar un excelente remedio para la fertilidad de la mujer, hasta el extremo según cuentan, que en Andalucía había la creencia popular que la mujer que pisaba una borraja, se quedaba preñada, incluso se escribieron unos versos que decían: “hay una hierba en el campo/que se llama la borraja/toda mujer que la pisa/luego se siente preñada.”  























Cuantas doncellas inocentes y vírgenes debieron sufrir los poderosos efectos de este ser…cuantos destinos cambió… cuantas actitudes sociales se vieron afectadas por sus supuestos poderes…quien sabe…







A mi madre le oía decir a veces “ha quedado en agua de borrajas.” Ahora leo que el origen de esta frase se debe a la poca sustancia y sabor del agua resultante de hervir la borraja. En su día al escucharlo, deduje que lo que en principio parecía muy importante, terminaba siendo nada.

Un famoso terapeuta griego, dicen que escribió: “Las hojas de borraja echadas en vino, parece que alegran el corazón”. Más tarde se dedujo que el verdadero euforizante era el vino.

Forma parte de las llamadas hierbas cordiales, junto con la buglosa, violeta y rosa rojas. Con ese nombre se vendían en los herbolarios, mezcladas a partes iguales, según parece como sudoríficas.

Hoy lo que más se utiliza son las semillas para producir aceites esenciales, las flores, las hojas y los tallos se utilizan como alimento. Su sabor y olor, recuerda los pepinillos.

Tomadas como infusión y tisanas, se le atribuyen propiedades diuréticas y  sudoríficas,

Sobre la piel se dice que es tonificante, antiinflamatoria y emoliente. Se aplica como pomadas, emplastes y aceite. Este último también se comercializa en forma de perlas por su elevada cantidad de ácidos grasos esenciales.

Cuando por fin cerré el último de mis libros, llegue a la conclusión, que la borraja fue una planta muy apreciada a lo largo de la historia. Casi todos los escritos hacían referencia a sus virtudes. Cuentan que Plinio la denomino Euphrosinum “hombre feliz” y unos textos de la escuela de Salerno decían:”De la borraja se dice y es verdad: aligera el corazón y engendra alegría”….Seguramente antes he comentado, sería la alegría del vino que la acompañaba, pero que importa eso ahora… ella, desde siempre, vivió  y vive para los demás…eso la hace casi eterna… tanto como la propia naturaleza.

 
Yo personalmente, en estos momentos necesito mas una Valeriana o una Tila








Imágenes y dibujos de: Google
Fotografías de: Franki