15 de octubre de 2011

La reina de las amapolas


Si, creo que si... La distancia me impide concretar pero su silueta y color me inclinan a pensar que si... son adormideras. Si lo son, no hay duda. Nunca las había visto por esta zona.


                                           


No dudo un instante en tomarle unas fotografías. Solo llevo una pequeña cámara pero no quiero desaprovechar esta oportunidad, quien sabe si mañana seguirán aquí estas flores. ¡Son preciosas!... unas lindas amapolas, llenas de historia y protagonismo. Bueno, con eso no quiero decir que el resto de plantas del universo no lo tengan, pero nosotros los humanos acostumbramos a valorar en base a la posibilidad que tiene cualquier cosa, de girar a nuestro alrededor y eso hace que nuestra objetividad tenga bastante que desear.


Creo que el mundo sería mejor, si razonáramos nuestros conocimientos, intentándolos ver con una mirada más amplia, sin que el hombre fuera el centro del porqué de todas las cosas y fuéramos capaces de llegar a diferentes conclusiones, partiendo de preguntas sin corsés ni dogmas, que nos dirijan a conclusiones predeterminadas.


                                                    


Termino rápido, cuatro ó cinco fotos y ya está. No me gustan las cámaras compactas, me impiden contemplar con nitidez y disfrutar las imágenes a través del visor, mientras mi mente viaja por la vida del ser que contemplo, imaginando y preguntándome por su personalidad e historia.


Guardo la cámara. Mis perros, Jan, Grim y yo, decidimos sentarnos bajo la sombra de unos pinos, muy cerca de nuestro reciente descubrimiento. Busco en mi guía de campo quiero saber más sobre esta planta.

                                     

Es raro que florezcan aquí, pienso, creo que es originaria del Este de Europa y Oriente medio, y se utilizaba desde muy antiguo ---¡Aquí está!--- Leo, leo en voz baja, Jan y Grim parece que escuchan, quizás no, no se, leo: El opio es la droga ilícita más antigua , se conocía 6000 a.C. por los sumerios que la consideraban como la planta de la alegría. Teofrasto, en la antigua Grecia hacía mención de ella en su famoso libro Sistema Naturae, él hizo la primera clasificación sistemática de las plantas, basada en sus propiedades médicas.

Teofrasto
                          Los árabes también conocían muy bien esta planta que ocupaba un papel muy importante en su recetario médico. Dicen que se comerciaba y distribuían en pastillas con un sello impreso, que decía “mash Allah (presente de Dios)”


También entre los romanos se comercializo el Opio pero, al igual que la harina, el precio era controlado por el estado para evitar la especulación. Su uso era casi exclusivamente médico…


                    


Cierro el libro y sigo pensando. Que larga historia la de esta planta, girando alrededor de los humanos. Marcando de una u otra manera nuestro destino… ¡planta poderosa! De la que muchos hombres dependen… ¿Cuántos miles habrán muerto por culpa de ella? Y ¿Cuántos miles habrán matado por ella, o por los beneficios económicos que ella concede?


                  
                                                           
La primera vez que contemple un campo de adormideras, me sentí impresionado, delante tal potencial, capaz de hundir en la miseria moral y material a millones de personas. Sentí un especial respeto, era mucho más joven y mi conocimiento sobre ella, era la imagen de los heroinómanos, drogadictos y delincuentes de mi barrio, enfermos degradados, víctimas terminales de la heroína, un derivado del opio.


                                       
                                                         
Con el tiempo fui conociendo muchas más cosas de esta hermosa flor. Los europeos conocedores de sus virtudes, comenzaron a fabricar medicamentos como el láudano para aliviar muchas enfermedades y también las penas, hasta tal punto que se puso de moda en las clases aposentadas y artistas de todo tipo, como George Byron, Charles Dickens, hay quien dice que la obra negra de Goya fue hecha en compañía de esta elegante amapola. Pero los grandes comerciantes ingleses querían más dinero y más poder y para ello tenían que conseguir que la clase trabajadora “la gran masa” fuera también consumidora. ¿Y a donde podemos encontrar una gran masa de trabajadores que además poseen productos que deseamos? Pensaron… y dijeron: ¡China!
                                                           
                           
No dudaron en esclavizar a los hindúes para sus plantaciones de opio. También trasladaron miles de hindúes, incluso niños que compraban o raptaban, a islas de sus colonias, utilizando para ello la flota de barcos que años atrás habían usado en el tráfico de esclavos africanos. A esta nueva fiesta se juntaron todos los países europeos que se habían dedicado a la venta de negros incluida España. Era la solución para seguir enriqueciéndose con las flotas de buques que ya no podían  utilizar en América.                                            

Los hombres seguían mimando y plantando adormideras ---¡Necesitaban más dinero y más poder! ¡Llenaremos china de opio para que nos resulten gratis sus especies, sedas, plata y porcelanas!--- Seguro que eso pensaban o decían cuando declararon “la guerra del opio” a China porque prohibió su importación y consumo. Pobre China, perdió la guerra, la obligaron a comprar miles de toneladas de droga y encima pagar a los europeos los gastos y perdidas de una guerra que ellos nunca quisieron…


                                 


Cornudos y apaleados, seguí pensando mientras me salía una leve sonrisa amarga, espero que en estos años que vienen no nos lo tengan en cuenta.


                       


En estos momentos creo que las cosas apenas han cambiado, me digo a mi mismo, a Jan y Grim poco le interesan mis elucubraciones; mientras entretengo mi mirada en contemplar la plácida siesta de mis pequeños colegas. ¡Afganistán!… donde comienza y acaba el problema… algo de lo que sucede en este país  me suena… los mismos intereses diferentes actores…


                           
Ahora la adormidera, la veo de forma distinta, la respeto y admiro. Ya no es para mí aquella planta maligna, capaz de arruinar o quitar la vida de muchas personas. Ahora para mí, es una planta poderosa, que lucha contra los humanos para hacerse un hueco en este mundo. Difícil es que se extinga. Su valor e influencia, hace que sea imprescindible para satisfacer la ambición, el placer y la salud de muchos, y ella, la reina de las amapolas se deja poseer para su propia subsistencia.



fotografias: de francesce bajet
dibujos y fotos en B/N: de Google